martes, 11 de mayo de 2010

Hablando de software y proxys


En repetidas ocasiones no puedo evitar recordar cuando estábamos en su cama de antaño, desnudos; quizá yo más tímida y sigilosa que él, pero aún así entregándome al momento de placer que decidimos extraer del final de la noche.
Y justamente estando en mi salón de clases un pequeño electroshock se encargo de remontarme a esa noche y a sus caricias, a su cuerpo húmedo sobre el mío y sobra mencionar la delicia experimentada que él causaba en mí ser mientras me penetraba conscientemente. Lo primero que pude hacer fue acariciar mi cuello para disipar el electroshock y tratar de regresar a la realidad con un sorbo de agua helada que por fortuna cargaba conmigo.

Todo cayó cuando seguíamos hablando de software y proxy, pero no pasaron más de 2 horas para volverlo a traer a mis pensamientos. Recordar sus manos que se movían hábilmente incluso más rápido que su mismo ritmo cardiaco. Lo agridulce del sabor de su saliva, su lengua, su aroma, la manera en la toma mis caderas y conoce el punto exacto en dónde colocarlas, en realidad prefiero no hablar para no romper el idilio sexual en el que me sumergió todas esas calurosas noches.
Recordé también la transpiración de mi amante, como se mezcla con la transpiración misma, sentir la humedad provocativa del torso sobre mis bellos senos, y es ahí cuando me obliga a ir más allá y extraer más de ese placer en el que nos perdemos por unos instantes olvidando toda cordura.

No sé qué fue lo más placentero al final, si el trago que le di a la cerveza, si el cigarro que fumé al pie de la ventana con mi cuerpo expuesto a los transeúntes, o el abrazo en el que dejé reposar mis energías para en un momento más retomar la acción.
Y en el momento que comencé a vestir mi débil cuerpo excitado aún, recordé esa canción de Jarabe de Palo, y le grité: “no te duermas que no hemos acabado”; sonrió y supe que esa noche no volveríamos a dormir.
Sí todo eso vino a mi mente sintetizado en un par de minutos y con una boba sonrisa al vacio, gracias que no pienso en voz alta sino más de una y uno hubiera entrado en el mismo trance que estaba yo recordando a mi amante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustan tus relatos (:

Rocío Delgadillo dijo...

Gracias Alx jeje tardo mucho en actualizar1 gracias por leerme