lunes, 31 de agosto de 2009

Un té de anís


Eso de estar en su agujero obscuro y mojado, le gusta. Ya le dicho que salgamos a caminar para poder ver colores más verdes y vivos, pero no quiere, así que yo me voy sola y aveces me tardo mucho y cuando regreso esta enojado. Le quiero preparar la cena y no quiere, sólo me pide más carton y agua, si sigue así se pondra más flaco. Hoy fui a verlo y me vestí muy sensual, no me hizo caso y siguió fumando. Otra vez llegue tarde a su agujero.
Hoy se cumplen 3 meses de encierro, yo lo sigo esperando en la puerta, me sigo pintando los labios rosa, y pongo un poco de color a mis mejillas, él sigue sentado fumando en su agujero, humedo y obscuro, pero hoy decidí algo, voy a entrar con él.

Entré y me senté a su lado, le quité de la boca el porro, le di una fuerte y profunda fumada y solté el humo en su cara. Lo besé, sonrió y me besó. Hicimos el amor, y habló como nunca lo había hecho, me agradeció, ahora vivimos en el agujero humedo y obscuro, sólo que le agrege un trebol a la pared.
Ya pasaron 5 días, lo siento, pero tengo que salir por anís, yo no puedo sólo con hierba, necesito de mi té. Cuando regrese con mis hierbas y mi anís, Joaquín me esperaba afuera, muy guapo, limpio y con mi trebol.
Me dí cuenta que sólo necesitaba mi mano, y mi hombro para recargarse, no necesitaba palabras o consejos, o enojos, sólo mi silencio y mi cuerpo.
Ahora nos vamos para Mazatlan, viviremos en la playa y comeremos cocos. En mi bolsa llevo kilos de anís para mi té.

2 comentarios:

SiReNa RaStA dijo...

aaaa m encantooo... amor... carayyyy... que cosa tan maravillosa

Rocío Delgadillo dijo...

Aiiiiiiiiii qe padreeee sireniita...a mi me nkantan sus pelissss